Epistolario
SOMOS DE AQUÍ, todos los de mi generación hemos crecido y vivimos aquí aunque no estemos, no estamos aún globalizados, porque la globalización es el desraizamiento, el destierro. Somos de aquí y la tierra nos saluda día a día a los que hemos quedado. Somos imanes para tiempos mejores, ahora. Pero luego seremos franceses. De esa francia de mujeres rubias, blancas y con pecas. De esa francia libre y medicinal como el orgasmo. De esa quietud rubia y entre las ropas de un tendedero al sol del mediodía. Con trenzas. Somos de aquí, no podemos evitarlo, fuimos el sol y ahora la incertidumbre, fuimos el hambre y ahora devorados.
Somos de aquí y cualquier día comprenderemos que no hemos sido sino cepos para nuestra propia libertad. Europeos inmaduros vendidos al neoliberalismo, a ese sistema que resquebraja todo lo que nuestros conscientes y abnegados padres de la patria, padres de los hombres, nuestros padres y nuestras madres con sus corazones en un puño de esperanza han sabido transmitirnos.
No entendáis mal cuando digo patria o cuando digo mundo, toda esta deleznable realidad es un territorio fronterizo con algo más grande, y es una frontera levantada con esfuerzo, pero endeble.
Somos de aquí, no podemos evitarlo. A pesar de ello hay franceses de tez oscura. Hay franceses igual de pobres e igual de ricos da igual su color, su risa, su olor. Hay también franceses que quieren dejar de serlo.
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